domingo, 22 de mayo de 2016

DISCO DE LA SEMANA: BIG JON ATKINSON & BOB CORRITORE, HOUSE PARTY AT BIG JON'S

A lo largo de la semana suelo escuchar entre 5 y 10 discos de blues que salen como novedad, siendo el americano y el inglés los principales mercados de producción. Aunque no hay que desestimar otras obras que aparecen en países que lo cultivan a un nivel más que considerable. Pero pocos pasan la criba, o sea, mi criterio personal, del que te conviene dudar si tienes dos dedos de frente. De ahí que las novedades en este blog, que pretenden ser semanales, se conviertan casi en mensuales,  muy a mi pesar. No es un problema de músicos talentosos, que los hay; no es un problema de medios en la producción, las nuevas tecnologías permiten hacer grabaciones la mar de convincentes hasta con un móvil. El problema es otro, está relacionado con el signo de los tiempos. Esto de abrazar ciegamente las modas y entronizar el capital no va con el discurso más emocional y profundo que defiende el estilo. Las producciones contemporáneas reúnen cientos de ejemplos en los que se practica un estilo pastoso e infumable donde se mezcla de manera forzada ese blues-soul que pretende meter la cabeza en listas o engancharse a los sustanciosos turifestivales que hay a lo largo y ancho del planeta. Otra tipología es el guitar hero de turno con esa etiqueta de blues-rock que tanto me asusta: sin alma, sin vida. El disco en cuestión, este House Party At Big Jon's, no tiene nada que ver con esto; esto es otra cosa, blues hecho con tripas y corazón, con la comodidad que puede dar el hecho de que estos tipos están consagrados por méritos propios, por dedicación y coherencia. No te digo mucho del armonicista Bob Corritore, sus nominaciones a premios y su prolífica participación en los mejores discos de blues de los diez últimos años avalan su clase. Big Jon Atkinson es un jovencísimo guitarrista, cantante y armonicista que parece parido en un garito del South Side de Chicago. Estos tipos se unen para grabar un disco con métodos analógicos, que suena a Chess, Okeh y Delmark reocords juntos. Además, rescatan a viejos bluesmen que participan y convierten al disco en un justo all-stars (Dave Riley, Alabama Mike, Willie Buck...). El repertorio es excelente, suena clásico, a humo y madera húmeda; no hay tema que sobre, desde ese inicio donde petan válvulas con "Going Back to Tennessee", "Here Comes Baby", "It Wasn`t Baby" que resucitan ecos de Muddy Waters, esa manera de mantener la tensión con uno o dos acordes en un tema. "At The Meeting" es un blues alcohólico al estilo Jimmy Reed donde la voz arrastrada de Dave Riley alcanza aires místicos, cercanas a Howlin' Wolf. "Mojo Hand" y "Mojo in my Bread" son dos temas de ritmo hipnótico, oscuros y estremecedores, con mínima instrumentación y sin un solo que dure más de 20 segundos. "Mad About It" y "She's my crazy little baby" es rythm & blues, electroc-shock para el esqueleto, con protagonismo de una armónica precisa y sin artificios de Corritore que encumbra en dos temas esenciales del disco "You Want Me To Trust You" y el instrumental "El Centro". Cae la versión de "King Bee" de un bluesman tan grande como la misma historia del blues, Slim Harpo; la línea del disco se mantiene hasta ese tema final "My Feeling Won't Be Hurt", colosal, sucio y saturado, con ese ambiente propio de Howlin Wolf y Hubert Sumlin, quizás los dos bluesman de mayor presencia en esta obra maestra del blues contemporáneo que es "House Party At Big Jon's".

1 comentario:

  1. Otra joya que te sacas de la chistera. Ecos de Waters. El otro día estuve escuchando una versión del King bee precisamente, no recuerdo ahora de quién. Abrazos.

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